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domingo, 1 de agosto de 2010

Notas sobre "Aldebarán"

El lugar en el que transcurre la acción es un planeta rocoso parecido a la Tierra en cuanto a características físicas, aunque de mayor tamaño. Es el único planeta de un sistema que se caracteriza porque el planeta en cuestión gira entorno a un sistema de estrellas dobles, las llamadas Estrella de Oro y Estrella de Plata, los Dos Soles.
En nuestro planeta Tierra ocurre que su satélite, la Luna, gira en torno a sí misma exactamente a la misma velocidad con la que gira en torno a la Tierra, por lo que siempre, desde la Tierra, vemos la misma cara de la Luna. La otra nos permanece oculta.
En este lugar, dada la casi idéntica velocidad con la que el planeta gira en torno a sí mismo en comparación con la de rotación en torno al sistema de estrellas dobles, se da la circunstancia de que ambas estrellas, a la vez o de manera alterna (cuando una eclipsa a la otra), iluminan la mitad del planeta durante mucho tiempo: 7.700 ciclos, equivalente a más o menos unos 2.400 años terrestres. Llegado el momento, el lugar en el que transcurre la acción, hogar de la niña llamada Aldebarán, oscurece por otros 7.700 ciclos: la sombra, tal como pasa con las fases de la Luna, avanza sobre la superficie del planeta. Pero muchísimo más lentamente. Es un atardecer que dura decenios.
Aunque finalmente, llega la noche.

Los dos soles, Estrella de Oro y Estrella de Plata –también llamada Segundo Sol-, son diferentes entre sí. La primera es más del doble de grande que la segunda. Lo que además las diferencia es su temperatura y su edad, y por tanto, su color y su luz. Estrella de Oro es amarilla-anaranjada, parecida a nuestro Sol, y su luz es fuerte. Estrella de Plata es en cambio mucho más tenue, debido a su masa más pequeña, aunque su temperatura es mucho más alta, y su luz es claramente azul.
El planeta realiza un giro completo en torno a ambas estrellas cada 7 ciclos, o Ciclo Mayor, es decir, unos 30 meses terrestres. Cada uno de esos siete ciclos se caracteriza por la situación que el planeta atraviesa en cuanto a la luz que le llega de ambas estrellas, dada por su correspondiente posición en el cielo. Existen lógicamente dos eclipses, uno cada 3.5 ciclos, y durante el resto del tiempo la luz que llega a la superficie del planeta va cambiando muy suavemente de color, producto de la mezcla de ambas luminarias. Cuando Estrella de Oro tapa a su compañera, la luz es potente, casi molesta, y hace mucho calor. En la situación contraria, la temperatura es algo más baja y Estrella de Plata ilumina de azul toda la superficie planetaria. Aún durante los eclipses, y sobre todo en el eclipse en el que Estrella de Plata está al frente, la luz de la otra estrella sigue llegando y mezclándose, en lo que es el zénit de la Luz Hermosa, siempre cambiante según pasan los ciclos. Siempre existe una combinación de ambas luces, todo depende del momento cíclico en el que nos encontremos y de la situación de los soles en el cielo, que se mueven de Este a Oeste y tardan, como ya ha sido explicado, 7.700 ciclos, 1.100 Ciclos Mayores, en cruzar el cielo planetario en su totalidad.
Estamos pues en un planeta en el que los días duran más de dos mil años. Y a su vez, la noche, cuando al fin llega, dura exactamente lo mismo.

En el periodo en el que los soles dominan el cielo pasamos de periodos de luz anaranjada intensa hasta luz tenue y azul, pero la Luz Hermosa lo es precisamente por los tránsitos entre ámbos eclipses, o zénites, ofreciendo múltiples combinaciones de los dos principales tonos lumínicos: ocres, amarillos verdosos, límpidos azules, y hasta toda la gama de los rojos y violetas en los amaneceres y ocasos.
Fruto de este abanico lumínico es una tierra, La Tierra, rica y fuerte, de la cual nacen numerosas y muy bellas especies vegetales y animales, mojada a menudo por fuertes tormentas, besada por poderosos ríos. Como no puede ser de otra manera, la vida se ha adaptado a su entorno, y la mayoría de las especies no muere cuando llega la noche. Unas entran en un larguísimo letargo (vegetales), otras emigran (animales). Y unas pocas mueren.
Y una de ellas desespera.

El momento preciso de este relato, "Aldebarán", está situado en el segundo Gran Ocaso, siempre según las crónicas, momento en el que la segunda estrella desaparece al fin bajo el horizonte y tras 7.700 ciclos llega de nuevo la noche, La Segunda Oscuridad.


Christian.